Reparto
Norma Aleandro
Norma Argentina
Marcos Mundstock
Guion
A finales de 2001, los duros tiempos económicos de Buenos Aires hacen que Beba, una divorciada delgada, rubia y privilegiada, no tenga dinero para pagar a Dora, una criada pastosa y casi silenciosa que vive con ella desde hace casi 30 años. Dora respira con dignidad y renuncia. Quiere terminar las obras de su propia casa, con su compañero menos fiable, Miguel. También busca un nuevo trabajo. Beba pide ayuda económica a su ex marido. Él se niega. ¿Podrá Beba adaptarse a las nuevas realidades, encontrar la manera de pagar a Dora y honrar su vida de servicio, y podrá cualquiera de los dos hacer una vida sin el otro? ¿La hermandad cruza las líneas de clase? -
Comentarios
Top review9/10 Una película para pensarCon un realismo sorprendente, la película de Jorge Gaggero se adentra en la delicada relación entre el empleado y el empleador. Gracias a una increíble pareja de actores profesionales y no profesionales, se cuenta una historia moderna de lucha de clases con muy pocos adornos más allá de la brillante actuación. Ambientada en Buenos Aires durante la crisis financiera de 2001, esta película examina la idea de lo que ocurre cuando las dificultades económicas igualan el terreno de juego entre la clase acomodada y la clase trabajadora. En las interacciones de Beba Pujol (Norma Aleandro) y su empleada doméstica, Dora (Norma Argentina), siempre hay un sutil equilibrio entre tensión y ternura. Sin decir una palabra, es evidente que ambas mujeres provienen de entornos étnicos y culturales muy diferentes. Beba, de aspecto europeo, apenas puede existir sin la ayuda de una criada trabajadora que fue seleccionada por el director por su aspecto más estereotipado de indígena. La existencia de esta tensión y división de clases es un tema muy vivo que el cineasta aborda con tacto, incluso con un poco de comedia. Aunque los diálogos son tan sutiles como la trama, la película capta tan bien las emociones de ambos protagonistas que nunca hay un malentendido sobre lo que está pasando. Incluso en los momentos de silencio, una mirada o un gesto dicen más que mil palabras. Las cámaras manuales, la iluminación natural y la ausencia de banda sonora consiguen que el público se olvide de que está viendo una película y, en cambio, se limite a observar a dos mujeres. Norma Argentina, que fue empleada doméstica durante veinte años antes de aventurarse en la actuación, interpreta este papel con una honestidad emocional que resulta hipnotizante. Aunque es extremadamente sugerente, esta película no es apropiada para alguien que quiera un final definitivo o un mensaje específico. Si está dispuesto a sacrificar un poco de emoción a cambio de una obra maestra de matices y estudio de personajes, La criada en casa es una verdadera delicia.útil-20